lunes, 5 de noviembre de 2007

El rescate

La prensa francesa y parte de la prensa española han criticado hoy el rescate que Nicolas Sarkozy llevó a cabo ayer mismo en el Chad, y no cabe ninguna duda de que el protagonismo que ha adquirido Monsieur le Président en este contencioso no deja de tener cierto afán electoralista y, en cierto modo, populista. No obstante, el éxito de su mediación es innegable, aunque muy probablemente los puntos estuvieran pactados antes de que Sarkozy emprendiera el vuelo hacia Yamena. La cortesía de acercar a casa a las personas liberadas de su país vecino es un gesto que le honra, máxime cuando los ciudadanos de España no pueden votarle en unas elecciones (y mira que cada vez son más los que, al sur de los Pirineos, estarían encantados de poder elegirlo como gobernante).
Con todos sus errores, Sarkozy posee varias cualidades que lo diferencian de los políticos que sufrimos en España: un indudable carisma, una simpatía arrolladora y un admirable afán de solucionar los conflictos humanitarios que surgen en diversos países del mundo (lástima que en Francia no actúe de la misma forma). Y ahora que su mujer no puede ayudarle en esa encomiable tarea, el presidente francés no tiene otro remedio que solucionar estos asuntos en persona.

A mí, particularmente, me encantaría que, en un trance semejante, cuando en mi país estuvieran seguros de que me están encausando injustamente, mi gobierno se esforzase por todos los medios en lograr mi liberación. Y que el presidente en persona, con el avión gubernamental, el Air Force One español pagado con los impuestos de todos los contribuyentes, viniera en mi busca, sería todo un símbolo. Eso es, en realidad, lo que me parece más interesante de la actuación de Sarkozy: el mensaje de que todos los resortes del estado se ponen en funcionamiente cuando uno de sus ciudadanos se encuentra en peligro.

Lo que hubiera ocurrido si la solución del caso hubiera dependido de la diplomacia española o de nuestro gobierno pertenece al mundo de los futuribles al que tan apegados están aquellos que gustan de decir cosas que no pueden ser demostradas. Pero, por si acaso, si una situación similar me ocurriera en mis viajes al extranjero, ya no gritaré a los cuatro vientos aquello tan manido de "Soy ciudadano americano". Al contrario: si mis malos pasos me llevan a tan inhóspito calvario, pediré un crepe y un ricard, pondré un incofundible acento parisino y pronunciaré con desusada calma: "Je suis français. Díganle a Sarkozy que venga a buscarme".

9 comentarios:

Álvaro Fernández Magdaleno dijo...

Jajajaj creo que van a cambiar S.O.S por S.A.R.K.O.
Besos,
Álvaro

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Interesante forma de verlo. La diplomacia española no ha estado muy allá que digamos. La francesa ha actuado con el viejo sentido de "grandeza" (además, le correspondía por el territorio). Sin embargo, al rescatador sí le va en ello: liderazgo europeo.
En lo que tienes mucha, pero que mucha razón es en que ya quisiéramos políticos de esa talla, aunque nos caigan mal.
Seguiremos esperando, tampoco es que estemos demasiado acostumbrados a tenerlos en este país...

Álvaro dijo...

Sí, ojalá tuviésemos políticos de esa talla. Pese a todo, no está de más recordar que Francia siempre ha tenido más presencia y relaciones con esa zona lo que pudo haber ayudado...

Fibonacci States dijo...

Hola Pablo, un placer estar de nuevo por estas latitudes. Al respecto de la post, me sumo a lo que dices, voy a desenpolvar ese francés que aprendí en mis años de EGB.

Sip, desde luego aquí tenemos que espabilar un poco a nuestros políticos. Creo que es una especie de sentimiento de inferioridad que poco a poco iremos superando. Primero tenemos que creernos que podemos estar en el mundo y en primera fila. Después hay que trabajar en serio y lo último hacer... siempre hacer.

Besos

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

Por lo menos trajo a las azafatas sanas y salvas...desde luego si es electoralismo...¡chapeau! asi es como se ganan votos...

nerea dijo...

Bueno ya sabes lo que pienso de nuestro políticos (no me fio absolutamente nada de ellos) asi que dudo (pero dudo mucho mucho mucho) que jamás muevan un dedo por ayudarnos en algo... Y mucho menos los veo con el Air... (¿como se llamaría el español) para ayudar a una sola persona (o dos o tres). Para eso tendrían que "mancharse los trajes" y poco los veo yo en tal labor. Por más que pienso un nombre español que lo hiciese... nada, que no encuentro ninguno...

Besicos! (me he perdido muchas cosas en vuestro blogs... me tengo que poner al día)

No.me.pises.que.llevo.chanclas. dijo...

protagonismo 100%
el comentario de Álvaro es buenisimo... jejeje

un bso

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Escribo el día 9 de noviembre y he de reconocer que la diplomacia española ha trabajado bien desde el día 5. Además, han sabido vender la imagen de España como país respetuoso con las leyes del Chad. No me creo nada (ni a Francia ni a España ni al Chad), pero esto está mejor y mejor servido.

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Sí, Pedro. Podemos concluir que bien está lo que bien acaba.
Un abra